.mientras tanto.
sábado, 7 de julio de 2012
martes, 19 de julio de 2011
jueves, 10 de marzo de 2011
Camino, camino, camino,
Pierdo el ritmo de mis pasos, la dirección recta del camino
Y camino, camino
Tengo la ligera sensación que en algún momento alguien, no sé quien, dispare contra mí.
No sé cómo será recibir el certero disparo de un arma en mi espalda.
Porque no imagino que mi cabeza estalle.
Sino aspirar ese dolor, poder ver mi sangre pérdida.
Para luego, sin mirar atrás, ver que no tengo ninguna herida.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Debería olvidar dejar de usar bolsas en los pies,
intentando crear sensaciones inútiles.
Debería caminar por la vereda,
ser más consciente de que ocurren fatalidades.
Debería dejar de recoger caracoles bajo la lluvia,
creyendo salvarlos del infausto pisotón de la muerte.
Debería dejar de contemplar tanto la luna,
para pisar firme y no caer en quimeras.
Debería.
jueves, 12 de agosto de 2010
Habitación 283 del Hotel Lima
"Pon que llevo dentro todos los hombres sórdidos que quieras,
todos los que han amado la soledad como una necesidad y no como una pose,
pon que me gustan los corsés, las risas de las locas, las ratas, los murciélagos
y que detesto la política como la pintura que no tiene forma ni color"
Víctor Humareda.
domingo, 4 de julio de 2010
jueves, 13 de mayo de 2010
Maestra vida camará
"Todos los hechos lo condenaban, las anécdotas y los recuerdos hablaban mal de él
Con los ojos enterrados en el piso, sufriendo las malas jugadas de su existencia
Ramiro recorrió las calles del barrio.
La misma esquina con su mismo olor, todos los hechos lo condenaban,
Sin embargo, nadie hablaba de su soledad, de aquellos años en la cárcel
De las cosas que hizo y dejó de hacer
De su eterna mala suerte, parado en la esquina
Ramiro respondió las preguntas que jamás le hicieron
Después de todo su único premio era la vejez
La misma recompensa que recibió su padre Carmelo
La misma recompensa que de seguro recibiría su hijo Rafael
Es una noche de Mayo de 1970
Ramiro sigue en la esquina
Solo como siempre..."
Rubén Blades
Con los ojos enterrados en el piso, sufriendo las malas jugadas de su existencia
Ramiro recorrió las calles del barrio.
La misma esquina con su mismo olor, todos los hechos lo condenaban,
Sin embargo, nadie hablaba de su soledad, de aquellos años en la cárcel
De las cosas que hizo y dejó de hacer
De su eterna mala suerte, parado en la esquina
Ramiro respondió las preguntas que jamás le hicieron
Después de todo su único premio era la vejez
La misma recompensa que recibió su padre Carmelo
La misma recompensa que de seguro recibiría su hijo Rafael
Es una noche de Mayo de 1970
Ramiro sigue en la esquina
Solo como siempre..."
Rubén Blades
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